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JORGE ALFARO ÓREAS


 

 Santa Cruz, Guanacaste

4 de abril del 2024

    

        Jorge Alfaro nace en Santa Cruz de Guanacaste; somos de los pocos que nacimos en este cantón -todos los santacruceños nacen en Nicoya por estar el hospital ahí-. En ese tiempo, en el 70, había una maternidad de Santa Cruz, entonces tuve el privilegio de nacer  100% santacruceño. Después que la maternidad cerró, todo el mundo empezó a nacer en Nicoya. 

    Mi padre, Juan Alfaro Murillo era un músico muy destacado, era el músico mayor de la Banda Nacional de San José. En el año 70 se vino a recorrer caminos a Santa Cruz; estuvo de director de la banda de Santa Cruz, director de banda en Cañas, y conoció a mi madre, Rosario Óreas Matarrita... Los dos difuntos en este momento. Mi padre murió en el año 78 y mi madre en 2014. Cuando mi padre murió, yo tenía 8 años; mi hermano menor quedó de 4 años.

        Éramos 7 hermanos, el mayor, en ese momento de la muerte de mi padre, tenía apenas 18 años, Franklin Alfaro. Franklin se desarrolló en la parte laboral, era el jefe regional del IAFA a nivel de Guanacaste. Después siguió Donald Alfaro que era profesor de música y su vida la desempeñó en el lado de Upala. Jeannette Alfaro, que es educadora, que funcionó como directora en San Carlos. Después Randall, a ese lo mandaron a estudiar a San José, tuvo la dicha de que lo mandaran a la Universidad Nacional a estudiar música, y desgraciadamente no terminó la carrera, pero después vino y trabajó el CoopeCompro y ahí está. Mi otra hermana la mandaron a San José a estudiar música también, trabajó en el Don Bosco un tiempo, no terminó la carrera tampoco. Y este servidor, y el menor, que estudió en el INA todo lo que era electrónica, audio y video en su momento, el único hermano que tenemos fallecido, el menor, por un infarto. 

        La infancia en Santa Cruz fue bella, con una madre que era madre y padre, y a veces bastante enojona, y también con razón. Éramos cinco hombres, dos mujeres, las mujeres muy aplicadas, nosotros los hombres tal vez no tanto. Y el más fogocillo era yo. Me encantaba andar en el río. Nosotros teníamos zapatos nada más para ir a la escuela, y el resto del tiempo era descalzos. Entonces era andar ahí  cortando mangos, andar en el río, andar cazando aves, codornices, matando garrobos, haciendo diabluras. Pero esas diabluras de juventud linda, sin vicios. Una infancia muy disfrutada, subiéndose a los árboles de mango, a los árboles de pipa o coco. Era naturaleza pura con una libertad absoluta. Mi mamá apenas llegaba me castigaba, y estuve a culo pelado acostado en la cama como 15 días castigado por andar de vago en la calle, en los ríos y qué sé yo... Pero esos castigos a uno lo forman. Verdaderamente hoy no se puede todo a manos abiertas, “tome, haga usted lo que quiera”. Hay límites. Y esos límites uno los agradece hoy en día, por esa madre que tuvimos nosotros.

        No nos podía agarrar corriendo, entonces mi mamá cortaba orejones de tamarindo, y ese tamarindo pica. Y la única forma de agarrarnos era durmiendo, entonces a las 3 de la mañana, levántese a estudiar y apaleado, porque no estudiábamos en todo el día. Entonces eso era parte de la vida, de la infancia pero que hoy genera carácter importante a nivel de persona. Al final de cuentas yo le digo una cosa, hoy en día, si analizamos por qué hay tanta gente con drogadicción, por qué hay tanta gente con libertades, liberalismo, por qué hay tanta en sicariato, jovencitos que están cayendo en un montón… Faltó control de padres de familia. Yo soy del criterio de “amor con rigor”. Hay situaciones que verdaderamente a la sociedad se le está saliendo de las manos. Faltan controles y disciplina en el hogar.

        La playa era un paseo familiar, Tamarindo y Avellanas. En ese tiempo íbamos en microbús o en el cajón de un camión ganadero o de un pick up. Ahí íbamos todos. Mi madre hacía unas comidas deliciosas para ir a la playa, gallina criolla con huevo duro, repollo y va fresco y va un montón de cosas más. Era un paseo familiar, una o dos veces al año máximo. De Santa Cruz a la playa son 30 kilómetros más o menos, y en ese tiempo los recursos económicos no estaban.  

        Estudié en la Escuela Josefina López, ahí saqué mi sexto grado . Era un chiquillo fogoso, de esos hiperactivos a un 100%. De primero a sexto grado de la escuela mi maestra fue mi madrina, y tenía unas uñas tan largas, que las recuerdo. Recuerdo los momentos de castigo, parado frente a la pizarra. Ahí. Y habían chiquillos de familias pudientes que eran compañeros y lógicamente uno a veces llegaba hasta de pie descalzo. Pero Costa Rica es un mundo de oportunidades, y eso es lo más lindo. Entonces no ocupas tener una clase social ni tener dinero para llegar a tener éxito en la vida, eso es lo bello. Compartíamos y jugábamos en los recreos. Había un compañero, Carlos Gunter, que todos los días peleamos en la escuela, pero todos los días era devoción de pelear, pero es parte de la formación de vida, entonces ya final de cuentas somos amigos. Eso es parte de la experiencia de vida que tuvimos y hoy somos grandes amigos. 

        Inicié la secundaria en el Liceo de Santa Cruz. Desde niño comencé a a trabajar, a hacer ventas de repostería, desde los 10-11 años a trabajar en bloqueras. También a andar tocando en conjunto, andar tocando con la banda por todo lado, a mí me encantaba. El gusanito de la música me picó;  me hice trompetista y toqué con las cimarronas, en los conjuntos, descuidé un poco los estudios. Yo desarrollando inteligencias para poder pasar... Lo que pasa es que cuando ya pedían los trabajos, tareas y eso, te asignaban un montón de puntos, y eran 20 puntos en ese tiempo, más el concepto que era puesto por el profesor de 20 puntos, mirá, sacaste 60, 70 en los exámenes, 80, diay pero no trajiste la tarea, entonces en conducta te rebajo la mitad, y entonces ya tenía 30 o 40 puntos menos. Entonces rayaba en algunos momentos. Y llegaba a la convocatoria y ahí pasaba a veces, a veces me quedaba, y lo mandaban a uno a repetir, por una materia, todo el año. Entonces eso fue lo que pasó. Y ya después me pasé al nocturno y pude tener éxito en el nocturno, gracias a Dios. Concluí a los 20 años mi secundaria en el Liceo Nocturno de Santa Cruz.

        Tuve compañeros muy solidarios. Creo que parte de eso es porque éramos gente trabajadora; éramos jóvenes, pero todos trabajábamos. Entonces hacíamos grupos de estudio, porque en ese tiempo inició bachillerato, y nos tocaba acostarnos a las 2 de la mañana estudiando después del nocturno, a las 10 de la noche que salíamos, nos tocaba ir a estudiar después de ese horario. Había familias que nos acogían, que nos tenían café, nos hacían pan y nos hacían de todo... ¡Era un ambiente tan lindo! Más bien nos extrañábamos cuando no estábamos juntos. Y lógicamente uno seguía con su rol: trabajaba en el día, estudiaba en la noche, todo el fin de semana con el conjunto, tocaba con la cimarrona. Para mi era sumamente duro por todas las ocupaciones que tenía. Pero el grupo de pares de nosotros, compañeros, somos amigos de por vida por esa solidaridad que tuvimos para estudiar juntos y poder hacer los grupos de estudios y amanecer a veces estudiando. 

    Vino una etapa de ver qué estudiábamos, las oportunidades educativas de Santa Cruz eran muy limitadas. Tal vez el que tenía muchas destrezas en la música era yo, pero no había presupuesto para mandarme a San José, que era lo que yo anhelaba, a estudiar música, estudiar trompeta profesionalmente. Desgraciadamente los recursos no existieron para mí en ese momento, entonces me puse a estudiar un poco administración de empresas y ahí fui dando vueltas entre trabajos... en la verdulería, trabajo en lo que antes se llamaba Almacén John Gilí. Después pasé a CoopeCompro y salió una oportunidad para estudiar Auxiliar de Enfermería, en funciones de ATAP. Fui ATAP en la Caja Costarricense del Seguro Social, y ya estando en la Caja apareció una oportunidad de estudiar para docente de música en Santa Cruz. No la desaproveché, me matriculé y fui docente de educación musical. En la mañana trabajaba en la Caja y en la noche en el nocturno que me vio graduarme, daba clases de música, durante 3 años. Esos 3 años me sirvieron como trampolín para optar para trabajar en administración educativa. Entonces terminé el bachillerato, terminé licenciatura en música y un señor, que era Asesor Nacional de Educación para adultos, dice: “se cierran las clases de música en los colegios nocturnos”, la expresión fue esta: “porque todos son unos borrachos y vagabundos”. Entonces… yo en este caso, yo ni tomaba, ni tampoco era vagabundo.

       Recuerdo cuando ese señor manifestó eso... y ver la solidaridad de los compañeros. Éramos un grupo como de 50 docentes y todos se le vinieron encima al Asesor Nacional de Educación para Adultos. “Pero usted está confundiendo. El profesor de música que nosotros tenemos es trabajador, ese no es borracho como usted dice”. Y eran 50 profesores defendiéndome, pero ya la decisión estaba tomada por el Consejo Superior de Educación… La propuesta la llevó el asesor para educación para adultos.

        Aunque fuera una sola lección, era un momento bonito dentro del trajín de todo lo que teníamos -matemática, ciencia-, que llegara música era un alivio total. Pero al final de cuentas sucedió. 

        Eso hizo que me despertara la espinita, porque a final de cuentas uno se ve acorralado: si cierran música en los nocturnos, muy probablemente la parte de destrezas se pueda ver amenazada en los académicos, en las escuelas... Entonces opté por estudiar administración educativa, algo alternativo. Y al final de cuentas se convirtió en algo muy positivo para mí, donde hemos estado, gracias a Dios, hemos tenido mucho éxito. Primero en Limón, cuando inicié como director. Me nombraron en el colegio Maryland en Siquirres, seis meses, agarré propiedad allá. Había concursado para la única asesoría de música, que era de Heredia, estaba en primer lugar en la terna y concursé para director en varios colegios del país. Me llamaron para el colegio Maryland en Siquirres, en propiedad, a partir del 1 de agosto del 2005. Ahí obtuve la propiedad como director.

        Una vez que adquirí la propiedad fuimos a hacer una administración de poquito tiempo que generó un impacto muy grande en la comunidad. Llegamos al colegio y toda la instalación eléctrica estaba quemada, no había comedor, estaba lleno de comején, no había soda… Empezamos a hacer gestiones con todos los equipos de apoyo que hay ahí: Chiquita Brands -que eran las fincas bananeras que habían en ese tiempo-, Imperio 1, Imperio 2, Imperio 3, y estaban los Carmen, Carmen 1, Carmen 2, Carmen 3, y esos Chiquita Brands eran los dueños. Les expusimos las problemáticas que teníamos en el colegio, nos regalaron todo el cable y nosotros mismos, después de horarios con los profesores, nos quedábamos haciendo la instalación eléctrica. Nos inventamos un baile para recoger fondos para comprar aire acondicionado al laboratorio de informática. Le pusimos “El baile del banano” y generó una ganancia increíble que nos alcanzó para comprar el aire acondicionado y para comenzar a remover todo el comedor y empezarlo a construir. También me fui para la municipalidad. La Municipalidad nos hizo una partida de 1 millón de colones, con lo que terminamos el comedor y empezamos a construir la soda. Eso sucedió entre agosto y diciembre, prácticamente.

        En febrero el compañero que estaba de director en el colegio de Villarreal me informó que se iba para Belén con un traslado, que por qué no iba a pulsear la plaza en el colegio de Villarreal. Yo le dije “mirá, yo andaba en política, yo andaba con el partido contrario y difícilmente me van a dar la plaza, pero voy a insistir”. Ese día, 6 de febrero no se me olvida, iba para Limón porque las clases comenzaban el 7 de febrero... “Hoy es 6 de febrero, hoy estoy de aniversario con mi esposa y tengo que ir a Limón a trabajar. Y la plaza quedó libre, ¿usted cree y ve viable que me puedan dar ese traslado a mí?” “Deme un minuto, véngase a las 11 de la mañana para tenerle una respuesta.” Llegué a las 11 de la mañana y la señora salió con el papel para el traslado, directo para Villarreal. Tuve que ir a Limón a recoger mis cosas para iniciar el curso lectivo el día siguiente a las 7 de la mañana. Yo llegué a mi casa, y con ese optimismo y esa actitud, me levanté para empezar el curso lectivo a las 7 de la mañana en el colegio de Villarreal en el año 2006.

        Fui director en el colegio Villarreal hasta el 2011. Fueron 5 años de éxito en el colegio Villarreal. Y entonces ahí comenzamos a hacer proyectos importantes. Hoy tienen bachillerato internacional de innovación educativa, colegio tecnológico y pasamos de un colegio de 250 chamacos, a un colegio de 750, hoy casi 1000 estudiantes con una oferta educativa muy interesante. Después me vine para el Liceo Santa Cruz, desde el año 2012 hasta el 2020 que lo dejo por situaciones políticas, para atender la Alcaldía municipal de Santa Cruz, y aquí estamos hoy en día. 

        Las generaciones cambian y  hay que adaptarse a los cambios. En los años 70, 80, era muy diferente a lo que es hoy en día. La transculturación viene ganando posicionamiento muy importante a nivel de poblaciones, y lógicamente la mentalidad de los muchachos. Antes teníamos gente como más dictadora dando lecciones, eran los dueños de la verdad absoluta, eso ha ido modificándose con el tiempo.

        Después de eso, la experiencia de ser un estudiante, no ser el mejor, sino ser un estudiante de la media para abajo, saber cuáles fueron mis dificultades educativas, eso vino a mejorar  mi gestión como administrador, porque uno se pone en los zapatos del que más le cuesta. Y si usted analiza en una clase, se divide por porcentajes: un 9% son los estudiantes de notas perfectas...  Hay un 40 o un 50% de los que no llegan a la excelencia pero que no bajan del 70. Y estábamos el otro porcentaje que queda, como  un 40% de los que estábamos bajo ese nivel, al final de cuentas los que más ayuda ocupábamos, porque desgraciadamente en la educación vemos números, pero no vemos personas. Si hacemos un análisis personalizado de cada uno: quiénes son estos chicos, por lo menos una entrevista pequeñita,  ¿dónde vivís?, ¿con quién vivís?, ¿quién es tu mamá, quién es tu papá?, ¿cuántos hermanos tenés? Ese diagnóstico familiar, desgraciadamente no lo hace el docente, pero yo sí me di a la tarea. Soy de las personas que me gusta saber quiénes son los que conviven conmigo, o con quién trabajo yo. Entonces es fortalecer esas necesidades de esos chicos para poderlas llevar a sacarles todo el máximo posible.

        Llegué al Colegio de Villarreal en el 2006 como director y la deserción andaba en un 25-30%. Y con 250 güilas. ¿Entonces qué nos quedaba al final? Los profesores no se preocupaban, eso era un cerco abierto, por todos lados salían los muchachos, y entonces teníamos que ver cuál es el entorno. Desgraciadamente una buseta recogía chiquillas para la prostitución y adicionalmente a eso la drogadicción se metía por donde le daba la gana. Aquí no se puede tapar el sol con un dedo. Entonces había que ver cómo fortalecíamos, buscar aliados. Recuerdo que había una fundación que le ayudaba al colegio Villarreal, “Friend Education”, amigos de la educación Sussy y Barry Larson.

        A don Barry lo mataron por robarle el dinero, lastimosamente, quedó doña Sussy que ya está muy mayor. Pero esta gente ayudaba  muchísimo al colegio de Villarreal. En ese tiempo que llegué como director, llegó doña Mitzi como asistente de dirección y nos fuimos a buscarlos. Mitzi tiene dominio del inglés entonces nos fuimos con ella a buscarlos, y recuerdo que nos dijeron “al colegio de Villarreal no le volvemos a ayudar nunca más, porque ahí todo se lo roban”. Esa fue la expresión que nos dijo. Y aquí tenemos que buscar otros aliados, nos fuimos a la junta, “mire tenemos esto, tenemos estas necesidades”, “ay papito nosotros ya estamos de salida, con solo que pinte el colegio ya es suficiente. Pero había que ponerle cerca al colegio, cerrar el perímetro para evitar el trasiego de drogas, que los chicos no se salieran, que la buseta no recogiera a las chiquillas, y todo montón de cosas más. Y después de eso, que dónde se hacían los actos cívicos... era una piscina que se secaba en febrero-marzo, de puro barro y qué sé yo. Entonces teníamos que ver qué hacíamos con el colegio. Nos pusimos las pilas y dijimos: si al final de cuentas la gente no cree en nosotros, nosotros creemos en nosotros mismos. Y empezamos a hacer una articulación de administración basada en actividades, basada en empoderar a los chicos para que se mantuvieran en el colegio, y ver cómo convencíamos a los papás para traerlos al colegio, porque el colegio era una guardería prácticamente. Eso pasó.

        En ese tiempo llegó Mateo Quinta Valles y nos regaló la pintura, pintamos el colegio completamente. Y los mismos chicos pintaban y los mismos chicos cuidaban y no rayaban. Recuerdo que les pedimos, le hicimos una propuesta a la municipalidad para que nos regalara los materiales para cerrar el colegio, nosotros lo cerrábamos y que nos regalaran los materiales para hacer un planché para el multiuso que hicimos, y nos dieron los materiales. Pero ocupábamos plata para hacer todo eso. Entonces me fui a una ferretería, ahí de fiado, y empezamos a hacer rifas y un montón de cosas más, ventas, las fiestas de diciembre las pedimos. Y teníamos una cuenta de 10 millones de colones en una ferretería y no sabíamos de dónde íbamos a pagar. Hicimos la fiesta y nos quedaron 10 millones 500 mil colones en la cuenta. Yo recuerdo como si fuera ayer, y me decía Mitzi “Jorge pero cómo se te ocurre hacer ese montón de crédito, mirá, de dónde vamos a coger para pagar”. “Vas a ver que las fiestas van a ser buenas, vas a ver que aquí, vas a ver que allá”... Y la cuestión que llegó el día de la graduación en diciembre, el día que fuimos a pagar, porque ya la fiesta había sido un éxito, a la ferretería: “y lo que ocupen con mucho gusto, está abierto el crédito para ustedes” dice. Y nos sobró medio millón de pesos pero lo invertimos en pólvora de agradecimiento al pueblo y a todos los chicos que creyeron en eso. Fue algo diferente.

        En febrero iniciaron la clases en 2007; llegaron los señores, don Barry y Sussy, “¿pero, qué pasó aquí en este colegio?”. Nosotros les dijimos que cuando nosotros queremos hacer las cosas, las cosas se hacen como tienen que ser. “¿Qué ocupan?”, ocupamos un planché y ocupamos unas aulas porque los güilas ya no alcanzan. Hicimos el planché y entonces dicen “¿cuánto ocupa?”. Entonces sacamos un presupuesto recatadito, como de 2 millones algo, “aquí está el cheque, tome”. Ya no había que convencerlos, ya estaban convencidos. Entonces se hizo el planché, se hicieron unos palomares allá arriba por el multiuso que estábamos haciendo, y gracias a Dios empezamos a generar algo más importante. En eso llegó la Fundación Acción Joven, vimos los resultados de deserción, bajamos deserción, empezamos a motivar a los chicos, trabajar con los padres de familia, a darles cosas, a hacer el torneo de fut que se hizo, el skate, y después vinieron un montón de cosas más, pero es parte de lo que los chicos quieren. Porque lo más importante son nuestros usuarios, no es el docente ni el director, eso es parte del éxito educativo en un colegio como Villarreal.

        Que al final de cuentas los surfos querían ir a surfear, los que patinaban querían ir al skatepark que tenían ahí en Tamarindo, y el premio era una buena surfeada y una buena patinada en el skatepark. Entonces bajamos a deserción a cero, prácticamente, y hacíamos los torneos en noviembre y diciembre que los chicos tuvieran permanencia y presencia en la institución, e invitábamos a otras instituciones, no solamente al Liceo Villarreal, sino a otras instituciones costeras, y eso también generaría que los chicos se mantuvieran en la institución, porque son eventos que el MEP no apoya, no aprueba, no nada. Eran meramente hechos por la institución. 

        ¿Qué puede uno decir del MEP? Gracias, nada más. ¡Nada! El problema de la educación es que el director no sabe las funciones que tiene que hacer, el administrador de la institución es el que toma las decisiones, pero hasta cuando entiendan eso… Ahí no manda la dirección regional, ahí no manda el ministro, quien toma las decisiones, quien se expone o no se expone a las situaciones legales es el director. Pero usted ve directores que pasan encerrados, encuevados en una oficina, y no se dan cuenta del ambiente y todo eso.

        Con los docentes lo hacíamos pragmático y fácil. Uno llega a la clase y le dice al profesor: "¿Cuáles son los alumnos más inteligentes suyos?" "Tal, tal y tal”... "¿Y cuáles son los estudiantes que usted le hace la cruz?" “Aquél, aquél, aquél”. “Venga ¿Dónde vive él? ¿Usted sabe dónde vive él? ¿Usted sabe cuáles son las condiciones de vida de él? ¿Usted sabe dónde está el papá de él? ¿Dónde está la mamá de él? ¿Con quién vive él?! Y cuando le llegabas y le decías todas esas cosas, hacías la educación inversa. Te preocupabas por el que no tiene problemas pero por el que tiene problemas verdaderos, usted no se preocupa. A usted le preocupa ese chiquito, en febrero, para que sume los 30 alumnos que necesita en el aula, pero después que sumaron los 30 alumnos, ¿qué le importa a usted si se va o no se va? Porque ya con esos 30 a usted le van a pagar las lecciones.

        En esa parte yo sí era muy duro… Para decirles las cosas como tienen que decirse. Y era parte de mentalización en los consejos de profesores, y analizábamos toda la educación inversa. A mi me interesaban los que tenían problemas. Los que estaban bien no, porque tenían un núcleo familiar estable, tenían condiciones económicas, tenían internet en su casa, tenían transporte, tenían de todo. Pero el que no tenía las condiciones (porque llegamos a hacer una encuesta, hicimos un estudio social de todos los alumnos), y nos dimos cuenta que el 50% de los estudiantes del colegio de Villarreal en su momento o vivían con su abuela o vivían con la mamá nada más. Entonces cuando llegábamos con la encuesta y le enseñábamos esto a los profesores, y estos son los alumnos que matriculamos, 200 güilas en sétimo, y en 5 años llegábamos con 75, ¿qué se hicieron 125 güilas? Todo ese diagnóstico y esa parte de estadística, el director tiene que dominarla. Y qué lindo cuando matriculamos 200 y llegamos 190 a quinto año. Entonces eso significa que la deserción fue baja, o que los traslados a otras instituciones… Pero no era como era antes, matriculaban 50 y terminaban con 20, o con 15. Eso es lo que está mal en la educación. Por eso le digo yo, a veces los títulos, una maestría o un doctorado no te genera ser eficiente, es la evidencia y  la preparación… La educación es linda, pero hay que saberla llevar. Principalmente la administración educativa. 

        Lógicamente no todo es amor; no podía apalearlos pero sí podía meterles una sanción. Porque a final de cuentas, ¿qué hago cuando encuentro a un chiquillo fumando marihuana? Mandarlo para la casa es premiarlo con internet, con televisión, con un montón de situaciones en la casa y que siga fumando… Entonces mejor los ponía a hacer cosas, lavar platos, pintar... ¿para qué va a llamar al papá? Porque al final de cuentas el papá es un alcahueta o anda peor que el hijo. Entonces yo mejor los sancionaba de esa forma y a final de cuentas, todos los pares de él le ayudaban a lavar platos. Y aprendían que en el colegio, por lo menos en el colegio, no se fumaba marihuana. 

        En mi Liceo los pleitos estaban desatados, pero es tan fácil ponerlos a los dos juntitos en una pila a lavar platos por un mes, y se hacen amigos. Los pleitos se hacen por chisme, y si hay que castigar al que pelea, hay que castigar también al que chismea. Y al que grabó en el celular y lo subió a las redes también, porque a final de cuentas todo es un conjunto. Son las situaciones que hay que ver. 

    El Liceo de Santa Cruz es muy grande, es el colegio con la mayor matrícula en una sola jornada a nivel de Guanacaste. Cuando me fui, dejábamos 1600 estudiantes. En Santa Cruz tenía la particularidad de que era un colegio con muchos tudiantes, pero sin pasión. Es un colegio académico puro, que era bueno en deportes, no lo vamos a negar, pero después de ahí no había algo más. Entonces los chicos salían a las 2:45 y algunos talleres de cuarto y quinto se quedaban hasta las 4:15, pero era un colegio vacío, sin amor, sin pasión. Había que llevarlo a la locura. Entonces ya comenzamos, hicimos estrategias, en algún momento hicimos un consejo de profesores, necesitamos cambiarle la modalidad al colegio, que era uno académico puro. Ahora se desarrolla el arte, tenemos un conjunto, tenemos bailes típicos, tenemos coreografías, tenemos de todo en la parte artística, tenemos condiciones para hacerlo.

        La parte deportiva, la cancha está enzacatada tiene iluminación, tenemos dos gimnasios, tenemos una sala de eventos para 900 personas, full aire acondicionado. Le dimos todas esas condiciones. Ahorita la municipalidad está invirtiendo en comedores, está cerrándolo todo y le va a poner aire acondicionado.

        Pero al final de cuentas era un pleito y me decían: “Mirá, a la zona ganja no tenés que ir porque ahí venden droga” Recuerdo que llegué con dos profesoras, y cuando llegamos un chiquillo empezó a botar un pucho de marihuana como botar semillas de maní. Vengo y lo agarro: “vea papito, usted cambió su estatus de estudiante a ser un delincuente” y lo agarro y lo apreto de verdad “y usted no se mueve y ninguno de ustedes se me mueve de ahí, hágame un favor y me llama a la policía”. Estaban temblando. Y los güilas todos me volvían a ver y les dije que no se me mueven absolutamente nadie de aquí. Llamé a la policía y en cuestión de tres minutos la patrulla estaba en el colegio. Empezaron a hacer requisa de todos. Al muchachito lo pasamos a la fiscalía y esa zona ganja que le decían, con esa acción desapareció. Con esa primera acción generó un impacto el director, en la institución, para decirle “ahora así no se juega”. 

        El reclamo constante es que el cantón de Santa Cruz no avanzaba. Uno siendo partícipe pasivo de las acciones políticas, llega a ver a inoperancia política,porque recursos hay, pero se desaprovecharon montones de años a nivel de desarrollo. Entonces en el 2016, junto a Mauren que era la subdirectora del colegio de Santa Cruz, y a Mitzi que la metimos en política, pero lo que pasa es que esa vez no salió la pobre. Entonces empezamos a hacer una articulación política a través de la educación, como vehículo para que nos conocieran. Esa vez en el 2016 perdimos por 39 votos la alcaldía; en el 2018 me meten y me lavan el coco y me meto a candidato a diputado. Y por 20 votos no llegué y tampoco fui diputado, gracias a Dios.

        Ya en el 2020, con fuerza, y armándonos en todos los distritos, alcanzamos la alcaldía con una diferencia de 1600 votos contra el máximo seguidor. Pero nos faltaron regidores, sacamos dos nada más. Y ese ha sido el pleito ahorita en la política, la falta de regidores, porque a final de cuentas usted quiere hacer maravillas, pero como… Entonces varios proyectos de impacto importante para el cantón no van, porque lo ven político, lastimosamente. Y ahora pues nos vuelve a elegir el pueblo, ahora viene doña Mitzi de Vicealcaldesa conmigo, doña Mauren como regidora para el Consejo Municipal, que eran mis dos manos derechas, una en Villarreal, y la otra en el Liceo de Santa Cruz. Hoy me siento muy tranquilo y muy afortunado de tener ese equipo de trabajo, esperando que estos nuevos aires que vienen traigan un Consejo Municipal más consciente de las necesidades del cantón. Porque hemos invertido mucha plata; pasamos de una municipalidad de 7200 millones en el 2020, con pandemia, a una municipalidad de hoy en día de 16 100 millones. No se le cobraba a quien tenía que cobrársele. Porque empezamos a cobrar, ya la gente empieza a ver resultados y la gente dice “vale la pena”. 

        Pavimentamos más del doble de lo que todas las administraciones anteriores habían pavimentado; en dos años prácticamente compramos maquinaria nueva, nos faltó el edificio que en su momento el Consejo no aprobó el lote, porque se lo regalaron los bomberos, pero ahí estaba el edificio municipal, ya está diseñado, los arquitectos, la municipalidad, me regalaron el diseño, me regalaron el diseño del campo ferial para poderlo proyectar y desarrollar, pero no lo aprobó el Consejo Municipal; el anfiteatro en el parque está listo también, está diseñado. Tenemos muchos diseños poder desarrollar que el Consejo Municipal no nos aprobó. Crecimiento de la policía municipal, es una necesidad. Ya el gobierno no tiene la capacidad de dar seguridad y si nosotros descuidamos a Santa Cruz, se nos va a ir de las manos. Entonces al final de cuentas vamos a tener un cantón inseguro donde la gente no va a querer invertir. Santa Cruz ha mejorado muchísimo a nivel nacional, hoy somos los número uno en construcción a nivel país, se construyó un millón de metros cuadrados a  nivel de cantón, y el que lo sigue es Alajuela con menos de la mitad. Y todos los otros 10 cantones juntos de Guanacaste, no nos alcanzan en materia constructiva. Se ocupan 40 cantones pequeños para hacer lo que Santa Cruz solamente hizo en un año. Somos como la décima municipalidad en presupuesto a nivel nacional.

        La administración es participativa, nosotros somos el gobierno local, somos digamos la presidencia del cantón. Pero entre cada comunidad hay asociaciones de desarrollo, y lógicamente la asociación de desarrollo que más se aplique es la que más éxito va a tener. Porque hay unos que solamente ponen la mano, solamente pedir, quiere que se le hagan todas las cosas y eso está mal a nivel administrativo, no podemos alcahuetear a todo el mundo. Y si se metieron a una asociación de desarrollo es porque tienen capacidades. Y entonces muchos lo ven como un trampolín político nada más. Y a mi la política, es el medio para llegar aquí pero no me interesa. Me interesa que el cantón se desarrolle,  y que seamos el mejor cantón del país. Eso es lo que me interesa.

        Entramos en mayo 2020, llegamos a diciembre normal, con mucha actitud positiva hacia lo que estábamos enfrentando, en medio de la pandemia… Cuando llegó diciembre, a final de diciembre, hicimos un concierto navideño virtual con muchachos que trabajaban en la municipalidad, que cantan muy lindo. porque también explotamos esa parte, la parte de arte. Yo iba a tocar una pieza en trompeta y yo sentí una pelota, como en el cuello. Toqué dos piezas, no me salieron como yo quería, sentía algo que estaba mal en mí. Y terminó el 31 de diciembre y yo sentía una pelota y el primero de enero fui a buscar un médico, me recetó un montón de antibióticos, exámenes de todo tipo. “Coño - a todo eso un cubano-, todo eso es normal, todo eso va a estar bien, con el antibiótico se te va a quitar todo eso”, dice. Y la cuestión es que no.

        Pasaron las fechas de las fiestas, entonces ya me fui a buscar a buscar un otorrino, pagué un otorrino, y con el celular, “mirá eso es normal, dice, tomate unos antibióticos”. No. Ya no, ya me los tomé. Ocupo que me mande una biopsia. Yo la pago. “No, mirá, no es necesario”. Sí, claro, sí es necesario. Yo le rogué, entonces como a los 3 días me mandaron la cita, me hicieron la biopsia, pero no habían pasado cinco días y el teléfono: “don Jorge, preséntese urgentemente”. Tiene una metástasis maligna que tenemos que ver dónde está.” 

        Mi suegra tiene amigas, llamó al doctor Aisa. Llego yo al hospital y en ese momento me internan.  Y me atendió una doctora tan especial, que en 10 días me hicieron resonancia magnética, me hicieron TAC, me hicieron gastroscopia, me hicieron endoscopía y todo salió que estaba pegado en la… Después de la matada en radioterapia y quimioterapia. 33 sesiones en 2 meses y 15 días. Bajé 21 kilos, fue traumatizante. La municipalidad quedó prácticamente botada, la muchacha que estaba de vicealcaldesa no tenía la experiencia administrativa, estábamos empezando, estaba agarrando el rol un poquito. Tenía un abogado demasiado bueno que fue el que me tomó la batuta para llevarme esto donde queríamos. Y gracias a Dios hasta el día de hoy, administrativamente nos ha ido muy  bien, de salud estoy bendecido…

        Yo creo en la educación como pilar fundamental del desarrollo del cantón. Seguridad, salud y educación tienen que estar presentes siempre.


 

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  Santa Rosa de Turrialba, Cartago 27 de marzo de 2024 Mi nombre es Yadira Garita Astúa, tengo 63 años y estoy jubilada hace un año y tres meses.   Nací en San José porque mi mamá se tuvo que ir para allá por el embarazo, pero soy nativa de Santa Cruz del Carmen de Turrialba. Mi papá era trabajador del campo, tenía su finquita de café y aparte trabajaba jornaleando. Mi mamá, ama de casa. Somos seis hermanos, yo soy la mayor. Nací en 1960 y de ahí vienen todos seguidos, tres mujeres más y los dos hombres son los menores.   Dentro de la pobreza que vivieron ellos, uno muy limitado a muchas cosas, nunca nos faltó nada. No había luz, no había agua, el agua se tomaba de los ojos de agua. Éramos muy humildes, pero nunca nos faltó el arroz, los frijoles; siempre había una vaquilla ahí para ordeñar, y nunca, nunca nos faltó… Eso sí tenía papá, que nunca pasamos hambre. Él, donde fuera, trabajaba, y nunca nos faltó.   Había gallinillas, entonces había huevitos, sí, de...

PRESENTACIÓN

       Desde hace más de un siglo Costa Rica se vanagloria de las altas tasas de alfabetización de su población, resultado de un sistema educativo público desarrollado pacientemente por gobiernos de distinto signo político. La conocida frase de que en el país hay "más maestros que soldados" resume esta creencia y habla del orgullo y la satisfacción que solía producir la educación pública en el país.  Los tiempos han cambiado y hoy leemos a menudo de un sistema educativo en crisis. No es este el lugar para debatir las razones de esta crisis -múltiples y complejas, sin duda alguna-, pero quizás venga al caso recordar que el Ministerio de Educación Pública de Costa Rica es la institución con mayor número de funcionarios de toda Centroamérica, lo que dice mucho de su complejidad burocrática, de la diversidad de personas que laboran ahí y de los desafíos que supone su liderazgo, gerencia y administración, entre otros temas.     Quienquiera que se lo propong...

HILDANA HIDALGO

HILDANA HIDALGO San José 4 de junio del 2024   Nací en 1957, soy de Zaragoza de Palmares de Alajuela, un área cafetalera y tabacalera. Nosotros fuimos doce hermanos, se murieron tres pequeñitos, quedamos siete mujeres y dos hombres, en ese tiempo se morían de raquitismo. Mi papá era el único que trabajaba, era maestro de obras, entonces llegó un momento en que ya crecieron todos y mi papá ya no podía mantener a tanta gente, y dijo: “nos vamos para San José”. En el campo las mujeres solo trabajaban en las casas, y a papá nunca le gustó eso de que mis hermanas trabajaran en casas, porque él decía que los hombres les faltaban el respeto. Estudié en la escuela Doctor Ricardo Moreno Cañas en Zaragoza de Palmares, ¡bellísima! Le daban a uno comida todo el día. Y parte de la comida que nos daban era la que sembrábamos, porque había huerta. ¡Sembrábamos de todo! Todo tipo de hortalizas. Era bonito sentarse a la mesa y comer lo que habíamos cosechado. En el campo lo que más sobra e...